Hubo una vez un hombre que de pronto se encontró perdido en un laberinto sin fin… lleno de dudas y certezas… de alegrías y de emociones nunca antes conocidas. Un hombre que empezó a escuchar música en el silencio y que un día se encontró platicando con cada una de las gotas de lluvia que caían en su ventana.
Un hombre que cometió las tonterías más felices de su vida y que dejó de escuchar las voces del pasado pues eran más fuertes los gritos del futuro.
Se vio a si mismo reflejado en la luna… y descubrió el sabor de los sueños cuando finalmente la besó.
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