Dicen que el amor se descubre en el silencio de dos seres que se miran…
Cuando surge ese momento de inocente complicidad
o el instante previo a una sonrisa.
Cuando las caricias se dan con el alma
y la emoción se siente a flor de piel…
desbordante,
alucinante.
Cuando dos corazones están tan cerca
que la sinfonía de sus latidos enmudecen al mundo.
No escuchas nada a tu alrededor.
pues no hay nada más que oir…
solo el silencio.
Cuando de tu boca se han escondido las palabras
ruborizadas por la ternura de saberse rebasadas
y ser insuficientes para expresar lo que el corazón está gritando.
Cuando después de un rato de mirarse el uno al otro…
Ambos voltean a ver en la misma dirección…
Y ven un cielo estrellado.
Y sueñan con el futuro.
Y es que cuando una pareja discute o pelea…
el ruido de los argumentos y las acusaciones…
el estruendo de los reclamos y las provocaciones…
opaca a la razón y aturde a la inteligencia.
Pues la única manera de lograr ese silencio,
aquel en donde nace y se descubre el amor,
es construyéndolo con la autentica comunicación entre hombres y mujeres: siendo honestos con nosotros mismos, con nuestra pareja…
y olvidándonos de los prejuicios,
de las barreras,
de los miedos,
de los abismos,
de los fantasmas
y los tropiezos…
para entregarnos a la vida…
sin excusas ni lamentos.
Dicen que en el silencio de dos seres que se miran…
es donde nace el amor.
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